GIGANTE DE CIUDAD
Esta noche estoy solo,
paseando en la ciudad,
y mi sombra me acompaña,
gigante de oscuridad.
Es mi oscuro compañero,
donde yo vaya el irá,
y si alguna vez yo muero,
el conmigo morirá.
Hasta el final de la calle
se dibuja su lealtad,
es gigante en altos muros,
entre un silencio brutal.
La sombra de mis recuerdos,
la luz de mi soledad,
con pies de plomo está atado,
cadenas por amistad.
El tiene seco el aliento,
su sangre es de hielo y cal,
sus palabras son de acero
y su silencio de sal.
Su mirada es un cuchillo,
y no deja de mirar,
clavándose en mi locura
sin dejarme respirar.
Mi desgracia es estar solo,
y la suya acompañar,
mi locura es ver gigantes
paseando en la ciudad.
Silueta que se burla,
y que todo ha de imitar,
es la tristeza de mi alma
que se quiere proyectar.
Eco de la nostalgia,
imagen de frialdad,
espantarlo ya no puedo,
a mi lado quiere estar.
Quizás para atormentarme,
o no estar solo quizás,
pero si quiero escaparme,
el siempre me seguirá.
Porque lagrimas no tengo,
y si ganas de llorar,
llanto pastoso de barro,
esta noche lloverá.
Duele tanto el estar solo,
que para solo no estar,
yo camino en compañía,
del gigante de ciudad.
Pablo Mellado Saura.
Esta noche estoy solo,
paseando en la ciudad,
y mi sombra me acompaña,
gigante de oscuridad.
Es mi oscuro compañero,
donde yo vaya el irá,
y si alguna vez yo muero,
el conmigo morirá.
Hasta el final de la calle
se dibuja su lealtad,
es gigante en altos muros,
entre un silencio brutal.
La sombra de mis recuerdos,
la luz de mi soledad,
con pies de plomo está atado,
cadenas por amistad.
El tiene seco el aliento,
su sangre es de hielo y cal,
sus palabras son de acero
y su silencio de sal.
Su mirada es un cuchillo,
y no deja de mirar,
clavándose en mi locura
sin dejarme respirar.
Mi desgracia es estar solo,
y la suya acompañar,
mi locura es ver gigantes
paseando en la ciudad.
Silueta que se burla,
y que todo ha de imitar,
es la tristeza de mi alma
que se quiere proyectar.
Eco de la nostalgia,
imagen de frialdad,
espantarlo ya no puedo,
a mi lado quiere estar.
Quizás para atormentarme,
o no estar solo quizás,
pero si quiero escaparme,
el siempre me seguirá.
Porque lagrimas no tengo,
y si ganas de llorar,
llanto pastoso de barro,
esta noche lloverá.
Duele tanto el estar solo,
que para solo no estar,
yo camino en compañía,
del gigante de ciudad.
Pablo Mellado Saura.
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