EL HAMBRE
Niño de mi corazón,
risueño como la luna,
triste desesperación
que padeces por tu hambruna.
Quisiera en tu habitación,
mecerte junto a la cuna
y soñar sin el dolor
de tu pobreza nocturna.
Se vuelve eterna la noche
cuando un fuerte rayo suena,
que se oye como un reproche,
gritando el hambre y la pena.
Un niño que nunca tiene
consuelo para su vientre,
con un agonizante hambre
que es testigo de su muerte.
Escucha niño mi verso
que pretendo enamorarte,
porque yo también soy pobre
y no puedo alimentarte.
Pablo Mellado Saura

Comentarios

Entradas populares de este blog

AMISTAD DE SAL

TE LLEVO EN EL OLVIDO